El arquitecto Ariel Calderón Kleiman nació en la Ciudad de México en 1967. Desde temprana edad mostró una inclinación por las artes visuales, sensibilidad que más tarde integraría con su formación profesional en arquitectura. En su herencia está el arte, una influencia que ha acompañado su mirada estética y su manera de comprender el mundo. Durante su carrera en la Facultad de Arquitectura, cursó la materia de Acuarela bajo la guía del maestro Arq. René Capdeville, quien despertó en él una profunda fascinación por la técnica y la expresividad del color sobre el papel.

A partir de esa experiencia, la acuarela se convirtió en una constante silenciosa en su vida: aunque su práctica fue esporádica durante años, nunca se apartó completamente de ella. La pintura se transformó en un refugio, un espacio íntimo donde el rigor del arquitecto dialoga con la libertad del artista.

Fue hacia el año 2020, durante el periodo de confinamiento por la pandemia de COVID-19, cuando Ariel retomó la acuarela con una dedicación renovada y una constancia que marcaría una nueva etapa en su trayectoria. Su trabajo comenzó a llamar la atención en distintos ámbitos artísticos, lo que lo llevó a participar en exposiciones internacionales en Rusia, Francia, Singapur, Italia, España y México, consolidando una voz plástica personal caracterizada por la sutileza del trazo, la transparencia de las atmósferas y una profunda sensibilidad por la luz y el paisaje.

Desde 2021, pertenece a la Sociedad Mexicana de Acuarela, institución con la que ha continuado desarrollando y difundiendo su obra. Para el arquitecto y acuarelista Ariel Calderón Kleiman, la acuarela es más que una técnica: es un espacio de contemplación y equilibrio, donde convergen la precisión del diseño y la emoción del instante.

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