En mi obra, el esqueleto es perfección matemática, es estructura anatómica del cuerpo, es el sustento que nos mueve, es la base de la conciencia para meditar, es también la referencia inequívoca de lo mexicano.  El esqueleto no sólo es muerte, también es vida, juventud, vejez, fuente de frustración, felicidad, angustia y éxtasis. El esqueleto, en suma, es el hilo conductor que me ha permitido conjuntar y plasmar todos los senderos recorridos en la vida y en la mente, es el mensajero de incontables ideas, sentimientos y sensaciones en mi vida.

He encontrado en la imagen el medio de expresión perfecto.

Mi obra busca provocar, invita a los espectadores a experimentar emociones, sensaciones y reflexiones de todo tipo; busca conducirlos por una profundidad oscura pero también les muestra la luz; busca detonar profundas reflexiones y sensaciones irracionales, pero también el disfrute de la vida cotidiana.

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